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Foto del escritorSandrillaP

Dilema

Estos últimos meses han sido geniales. Viajes, conciertos, trabajo social, lectura, pérdida de peso, eliminación de algunos medicamentos (4 meses sin corticoides), reducción de la dosis del micofenolato (mis riñones van bien)... ¿Estaré haciendo demasiado?


Hace unos 8 días mi cuerpo no da más. No quiero levantarme de la cama, me cuesta dormir, el calor está afectando mi piel nuevamente, he tenido dolores musculares, algo de cansancio, gripa, he cancelado algunas salidas, deseo dormir y dormir y dormir...


Me encuentro en un dilema: estoy haciendo demasiado esfuerzo o es el inicio de un brote.


Lo acepto, he estado en varios lugares con mucha gente en estos últimos meses, he estado expuesta al sol a pesar de llevar la protección necesaria, no me he quedado quieta, siento que la felicidad de no tomar corticoides, de reducir el micofenolato y de sentir que el lupus está profundamente apagado me lleva a querer hacer muchas cosas que en otros momentos me han limitado.


¿Entonces una persona con lupus no puede hacer lo que le gusta? ¿Estoy destinada a vivir deseando pero no a cumplir sueños? ¿cuánta energía debería gastar a diario para que no llegue esa semana o días enteros en que el cúmulo de todo lo que he logrado hacer me pase factura?



Recuerdo los días de horario laboral, de rutina de trabajo, de cumplir horarios SÍ O SÍ, así tuviera sueño, migraña o cansancio. Esos días en donde, debía esforzarme no porque quisiera sino porque era la única forma de recibir un salario. Regreso a mi realidad y reafirmo la decisión de renunciar a mi vocación, que con el tiempo se ha transformado.


Mi lucha contra el maltrato animal, las denuncias, las marchas en su defensa, ser su voz, crear conciencia, rescatarlos y encontrarles hogar se ha convertido en mi vida. Una causa social de alto compromiso emocional, de sensibilidad total, que se ha vuelto tema diario de charlas, de nuevas amistades, de imágenes que me trasnochan buscando una solución y que me han hecho una persona totalmente diferente.


¿Será el ritmo de vida que he llevado en los últimos meses o se trata justamente de esta labor, mi nueva vocación?


Lo siento, Sr. Lupus, no volveré a renunciar a lo que tanto me gusta hacer. Seguiré identificando mis límites, descansaré cuando sea necesario, pero no puedo renunciar a lo que hoy reconozco como un propósito de vida.


Seguiré escuchando y reconociendo las señales de mi cuerpo, sin embargo no puedo detenerme ahora que entendí que la mejor labor social es la que se hace sin esperar un pago a fin de mes.

Sigue descansando...



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