A metros de la negatividad.
Actualizado: 16 dic 2018
A pesar de que mi diagnóstico ya tiene 9 años, en este último brote he podido entender y aprender mucho más sobre cómo aparecen, qué los activa y cómo manejarlos. Tal vez ahora soy más receptiva o ya me cansé de que el lupus haga de las suyas sin control.
Una de las cosas que más me ha funcionado y que me mantiene prácticamente sin dolores articulares y musculares y me ha permitido caminar más de media hora sin sentir fatiga, es permanecer lejos de toda fuente de negatividad. Pueden aparecer en forma de personas, de comentarios, de imágenes, de situaciones, de chismes, incluso en las redes sociales y en la televisión, y si nos damos cuenta, todo eso que acabo de mencionar, puede ser controlado por uno mismo. Sí, yo misma puedo controlar y filtrar qué permito que entre en mi y qué sigo manteniendo cerca.
Suena sencillo pero al principio no lo es; es prácticamente algo necesario que sin darnos cuenta terminamos haciendo, más cuando comprendemos que al lupus le encanta alimentarse de pensamientos negativos, de gente chismosa, de relaciones conflictivas, de noticias tristes, de las burlas, de ansiedad, de la falta de fe, de ira, de gente que se queja y de aquellos que viven en un papel de víctima continua... Entendí que no le daría tanto poder, ¡que lo dejaría pasando hambre!... porque como escuché alguna vez, yo tengo lupus, pero el lupus no me tiene a mi. Y ahora que estás bajo mi poder, querido lupus, he dejado de alimentarte.
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