Años de vida

El olvidado asombro de estar vivos. Pasa con frecuencia.

Cumplir años se ha convertido en el motivo perfecto para beber hasta el fondo y gastar en decoración que solo durará un par de horas pero que se plasmará en fotos eternas. Es una fecha que amerita contratar fotógrafo, maquillador, comprar vestuario, zapatos, peluquería de cuatro horas, uñas perfectamente arregladas, la faja para que la foto no requiera retoques y si el préstamo alcanza, un mesero y un buen mariachi.

Cumplir años se ha vuelto pretexto. Un pretexto para el derroche. He visto llorar por la juventud que se fue, mientras graban con su celular aquella pequeña amargura digna de un reel en Instagram. He visto regalos lujosos. Si la pareja no se faja con un buen regalo, su nivel de amor es bajo.

Exactamente quienes hacen este tipo de celebraciones, qué es lo que festejan, ¿la vida? ¿un año más? ¿un año menos? ¿tendrán idea que nada de eso es tan necesario? ¿sabrán algo? ¿intentan mostrarle a los demás que con todo el dinero invertido se ven más jóvenes? ¿quieren mostrar su capacidad económica o de endeudamiento? ¿narcisismo? ¿fama? ¿estilo de vida? ¿recuerdos? ¿vida? ¿viven?...

Un cumpleaños con lupus.

Si estamos gozando de los tiempos de inactividad, es hora de aprovecharlo para viajar o hacer cualquier viaje, salida o reunión pospuesta. La playa no es buena idea... Sr. Lupus puede cambiar de estado, si se lo permitimos. Nos dejará cansados por lo menos una semana, pero son días de calma que se deben disfrutar, siempre pensando en nuestras limitaciones.

Pero es bueno entender esto: Sí queremos lucir bien, sí queremos tomarnos fotos y sí nos gusta comprar ropa; la diferencia está en entender que no es una prioridad y que no merece tanta importancia como el hecho de agradecer que estamos vivos.

Cuando estamos en pleno brote lúpico, aunque los ánimos estén abajo y la depresión o cualquier trastorno de personalidad o ansiedad salga a flote con más facilidad, disfrutémoslo a pesar de lo limitado del momento. Yo suelo tomarme fotos para recordar cómo me encontraba ese día; mi intención es aceptar, recordar y agradecer.

Tengo fotos de mi primer cumpleaños lúpico con un parche en el ojo izquierdo debido a una lesión en la córnea; tengo otras en las que tengo poco cabello y la cara manchada; en otro, tenía una melena roja divina ¡de envidia! y una piel perfecta, peso perfecto y uñas largas. Todo natural. Tengo otras fotos de cumpleaños con la cara de luna, hinchada por los corticoides. Todas son válidas, representan un momento distinto en el que estar vivos sigue siendo un asombro.

¿Qué celebro? Estoy viva.

Con o sin brote lúpico, con o sin enfermedad crónica, asombrarnos por estar vivos debería ser parte del día. No es cuestión de cumplir años, o de navidad o de día de la madre; no es solo cuando tenemos arreglo de peluquería, maquillaje y uñas y un reel en Instagram con 160 visitas. Estar vivo es un milagro.

Ya no me interesa beber hasta no saber del mundo, ni estrenar de pies a cabeza; gracias al Sr. Lupus, he aprendido lo valioso de una llamada, un mensaje, un detalle dado desde el corazón, una foto con o sin maquillaje que demuestre la verdadera edad. No quiero ser famosa en Instagram, ni regalos lujosos ni aguantarme cinco horas una faja que me impida respirar. Solo quiero asombrarme cada día por estar viva. Cuando abro los ojos cada mañana me dedico a sentir y agradecer. Me saca una sonrisa cuando siento que nada duele; me dedico a descansar y a cancelar planes cuando algún dolor intenta incomodar.

No esperen que una enfermedad les muestre un camino más tranquilo. Asombrarse cada día por estar vivos debería ser parte de nuestro día.