Cuando la dieta se vuelve un dilema.
Actualizado: 23 nov 2021
Cada persona con lupus es diferente y ahora que he tenido la oportunidad de conocer y relacionarme con otras mujeres diagnosticadas y en remisión, me doy cuenta de que cada una de nosotras tiene una historia distinta qué contar; no solo en lo que respecta a la edad, sino a la forma en que comenzaron los síntomas, los órganos que afectó y la cantidad de medicinas que toman a diario, todo absolutamente, son casos que estoy segura, son tratados de diferente manera. Asimismo, cada una ha tenido hábitos alimenticios a lo largo de su vida y cuando recibes un diagnóstico de lupus, una de las primeras preguntas que le hacemos al reumatólogo es justamente, qué puedo comer.
En mi caso, antes del 2009, mi alimentación era bastante pobre. No comía verduras, buscaba lo más sencillo y prefería las opciones de comida congelada que me permitieran ahorrar tiempo, sobre todo porque la cocina jamás ha sido mi especialidad. El desayuno, algunos días pasaba de largo, no entendía su importancia. Pero cuando el lupus está en tu cuerpo, tienes que detenerte por un momento y considerar la opción de continuar el mismo estilo o realizar cambios radicales, si es que deseas vivir. Como elegí la segunda, lo primero que hice fue incorporar las verduras a mi dieta. Sí, es cierto: jamás las había probado, pero un buen día decido consumirlas y darme cuenta de todo lo que me había perdido.
Otra de las decisiones radicales fue dejar las carnes rojas, y aunque el lupus era una razón fuerte para cuidar mis riñones, la sensibilidad por los animales comenzó a manifestarse fuertemente a tal punto que no era capaz de consumirlos. Hace 9 años no consumo carnes rojas, no las extraño y por lo que me resta de vida, seguiré así.
Si me preguntaran cuál sería la dieta ideal, respondería que aunque, cada lupus es distinto, los médicos finalmente son los que tienen la mejor respuesta. Algunos alimentos aumentan los dolores articulares, pero otros ayudan con la retención de líquidos. En mi caso, el salmón reduce la inflamación muscular, gracias al omega 3 y también decidí bajar el consumo de sal, por el bien de mis riñones.
Los corticoides aumentan el apetito, así que hacer ejercicio suave y evitar las harinas, las grasas y azúcares será de gran utilidad en nuestra dieta. Es importante incluir muchas frutas y verduras; en este momento necesitamos vitaminas, minerales y gran cantidad de antioxidantes.
He aprendido que el lupus te obliga a alimentarte mejor, de hecho, cuando miro fotografías de hace 10 años, mi piel está más joven y suave hoy, a pesar de las épocas de brotes. Una dieta equilibrada, en donde dejes definitivamente lo que va a afectar ciertos órganos, hará que el Sr. Lupus duerma por un buen tiempo. La otra parte, como ya sabemos, depende de lo emocional, mental y espiritual, pero esos son temas para otro día.
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