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Cuidados, restricciones...¿qué más sigue?

Actualizado: 16 dic 2018

El pasado martes comencé un tratamiento biológico contra el lupus con un medicamento usado en pacientes que no responden al tratamiento estándar; en pocas palabras, aunque tomo casi 15 medicamentos diarios, en especial, altas dosis de corticoides que tienes unos efectos secundarios exagerados, no se ha dado la respuesta esperada.


Cuando busqué acerca de este nuevo tratamiento o indagué con otras mujeres que también lo han llevado a cabo, me encontré con diversas opiniones así que decidí esperar cómo sería mi propia experiencia. No niego que el día anterior dormí mal y estaba algo asustada, porque cualquier novedad me produce ansiedad, y más en este caso que sabía, era un medicamento administrado por infusión intravenosa durante dos horas en una sala de quimioterapia y luego debía quedarme dos horas más en observación, por si tenía alguna reacción.


Me entregaron, entre otras cosas, unos folletos con cientos de instrucciones e información sobre el nuevo tratamiento, en donde se especificaban cuidados nuevos a partir de hoy; por nombrar solo algunos, debo avisar si me tomo una pastilla para un dolor de cabeza, si compro una vitamina, si mi perro me muerde, si me van a sacar una muela o me corto por accidente. No puedo aplicarme vacunas contra la fiebre amarilla, la tuberculosis, la triple viral, varicela, entre otra larga lista mencionadas en el folleto. Todo esto, sin mencionar los posibles efectos adversos del medicamento, que van desde erupciones cutáneas hasta vómito, diarrea, insomnio, depresión e infecciones, hasta 10 días después de la aplicación.


Han pasado 4 días y por fortuna solo he experimentado dolores de cabeza y un malestar general como si fuese a tener gripa. He tenido menos dolores musculares que de costumbre pero preferí quedarme en casa los primero tres días para evitar que los cambios climáticos de esta semana hagan de las suyas.


Hoy, me siento muy bien y creo que hay un optimismo exagerado que me ha hecho despertar con mucho ánimo y ganas de contarle al mundo que, aunque no sé qué más sigue porque cada día es único y no planeado, le susurro a mis medicamentos que sus días están contados. Tengo nuevos hábitos saludables como despertar a las 6:00 a.m., escuchar una canción que me haga sonreír, dar gracias por un nuevo despertar, leer 20 minutos, caminar media hora con mi perro y mi mamá que me acompaña por estos días y prestarle más atención a lo que como; ahora, cuando me miro al espejo, intento ver mi nuevo rostro con agrado, ese que los corticoides han cambiado un poco y que la cruel vanidad nos hace criticar duramente; amo mis cachetes y disfruto verlos porque sé que es temporal y que aún con ellos, he ganado belleza en mi interior, en mi mente y en mi corazón.


¿Qué más sigue? No sé, pero de mi depende en gran parte que sean solo cosas buenas.




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