Eres lo que lees
Actualizado: 16 dic 2018
No es un secreto que leer es un hábito que tengo desde siempre; aún conservo el primer libro que me dieron mis padres y mi biblioteca es mi mayor tesoro; justo en ella se nota la afinidad que tengo por ciertos temas y autores, puedes encontrar desde una extensa colección de mitología hasta literatura infantil y juvenil.
Meses antes del último brote de lupus, estaba leyendo Cementerio de Mascotas; recuerdo que estaba en aquella parte crucial en donde Church va por aquel tenebroso camino dentro de una bolsa justo para ser enterrado y desatar uno de los mejores momentos del libro, cuando en una de las sesiones, mi psiquiatra quiso saber qué estaba leyendo. Según él, lo que uno lee siempre debe causar felicidad, y esa fue la pregunta que me hizo: "¿Te hace feliz ese libro?". No dudé y le dije que sí con una sonrisa placentera, sin embargo, no me creyó y preguntó de nuevo.
Quizás el concepto de felicidad es diferente para cada uno. Aquel libro siempre me había causado curiosidad porque vi la película cuando era niña y no quería quedarme solo con esa idea hollywoodense. En realidad me hacía feliz leer esta obra de Stephen King, obvio, no me causaba felicidad leer que un gato era atropellado, pero ¿qué novela es totalmente color rosa? Por más romántica, cursi o divertida que pueda ser una obra, los conflictos existen porque así es la vida real, pero él insistía en que debía dejar de leerlo, porque llenaba mi cabeza de pensamientos negativos que se convertirían en depresión y en trastornos propios que se desarrollan de repente con el lupus.
Mi médico siguió con su firme intención de convencerme de que ese tipo de lecturas me perjudicaba y que le mencionara otro autor que me gustara para que cambiara por un tiempo de libro. Le dije entonces, que tenía un par de obras por leer, pero que todas eran de Mario Mendoza, mi escritor preferido, y que si debía cambiar de libro por unos días, definitivamente sería por alguno de estos.
- ¡Fantástico! - expresó sin dudarlo, - ese autor es mejor, comienza a leerlo y me cuentas.
Mientras él sugería el cambio, por mi mente pasaban los nombres de sus libros y las escenas más duras de cada uno de ellos. ¿En realidad mi psiquiatra sabía de quién hablábamos? ¿Lo habría leído al menos por curiosidad? ¿Sería menos dañino para mi salud mental leer sobre la cruda Bogotá, (sin mencionar todo lo que involucra), que de los crímenes que se generan a partir de lo sucedido con Churchill?
Finalmente, una semana después hice el cambio; en la siguiente sesión, el psiquiatra me preguntó por el nuevo libro y es posible que cuando uno dice "La ciudad de los umbrales" todo suene menos espeluznante que un cementerio de animales.
Lo importante aquí, es que si no tienes el hábito de leer, te recomiendo que empieces pronto y por lo que te haga feliz. El lupus hace de las suyas en nuestro cerebro: neblina lúpica, depresión, insomnio, ansiedad, tristeza sin razón, euforia... Mientras más ocupada esté la mente, será mejor, y aunque por momentos leer también será difícil en especial porque hay pérdida de la visión, o en mi caso, sufro de ojos secos, es un hábito que no debes descartar. Yo reduje el tiempo de lectura a solo 20 minutos porque así evito mareos, dolores de cabeza y forzar los ojos; aunque uso gafas para leer, ya no me funcionan muy bien, pero el oftalmólogo consideró no modificarlas porque solo será una pérdida de visión temporal.
Hoy, sigo leyendo a Mendoza, tengo en lista un par de libros más de King, he descubierto nuevos autores y temas que hace unos meses eran desconocidos para mi, como la bioneuroemoción, intento leer más libros físicos que digitales y mantengo mi cerebro ocupado para mantener las emociones en modo positivo.
Así que, solo lee. Si te hace feliz, qué más da que lo odie tu médico.
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