Esas voces...
Para personas como yo, con rasgos obsesivos compulsivos, con incontrolables arrebatos que me han llevado a comprar objetos innecesarios solo por no contener mis impulsos, mantener la paciencia y confiar en que un periodo específico de calma y espera trae enormes recompensas, suele ser un completo sacrificio. A pesar de lo duro que se torna para mi, sigo demostrándome que puedo, y lo mejor, ¡de nuevo pude!
Octubre del 2018 fue un mes muy duro. Luego de salir de la clínica, de tener la peor crisis desde que el lupus vive conmigo y comenzar a ganar 10 kilos gracias a las altas dosis de prednisolona, he vivido un año en el que solo quedaba tomar uno de estos dos caminos: por un lado, un sendero lleno de consultorios médicos, agujas, tratamientos biológicos, sangre, medicamentos que prometen hacer su parte y darme un futuro con cierta calidad de vida. Por otro lado, un camino más corto, que brinda una solución rápida, indolora y que evita pasar por tantas manos médicas que quizás estén equivocadas, pues finalmente, el lupus no tiene cura.
Mentiría si dijera que en algún momento no quise tomar esa segunda vía; ¿pasar mis días viendome al espejo, luchando con la ropa que ya no me sirve, someterme a exámenes de sangre una vez a la semana, tomar medicamentos hasta para evitar la depresión y esperar con calma si el tratamiento funciona? ¡Eso no es vida!
Así, tal cual lo pensé muchas veces, entonces, ¿por qué decidí al final tomar el primer camino?
Sencilla respuesta:
¿Y si mejoras pronto? ¿Y si puedes volver a viajar? ¿Si ayudas a otros con lupus? ¿La huella que quieres dejar en este mundo termina de esta forma? ¿Tan cobarde eres? ¿Te vas a dejar ganar del lupus? ¿Vas a perder? ¡A ti no te gusta perder! ¿Rendirte luego de haber salido de la muerte en aquella clínica?
No sé quién carajos habla conmigo en mi mente; no sé si todos tienen una voz o varias voces que les ayudan en momentos de difícil decisión. No sé si es Dios, un ángel, mi Yo niña, mi conciencia, mi abuelito desde el cielo... lo que sea, me animó a seguir el camino correcto.
A los pocos meses decidi escribir este blog sin pretenciones, solo con la intención de seguir dejando huella. La dejaré como maestra, como tía, como hermana, como amiga, como novia y como sobreviviente del lupus en la mente de cada persona; pero los recuerdos con el tiempo suelen ser borrosos; las palabras quedarán intactas.
Octubre del 2019, un año después del inicio de aquellas conversaciones internas, de aquellas voces que aún me acompañan, de tomar el camino más largo y menos seguro, sigo aquí, viva, sana, de pie, planeando y cumpliendo sueños; ¿que si valió la pena tanta paciencia?
Hoy, el asunto está así:
Púrpura:controlado y con nueva cita de control en 6 meses.
Lupus: inactivo y con nueva cita de control en 4 meses.
Exámenes de sangre: los mejores resultados de laboratorio en los últimos 15 meses.
¿Que si valió la pena?
Rendirse jamás será la respuesta. El miedo es mal consejero, yo decidí hacerle caso a esas vocecitas que siempre me acompañan, que me aconsejan, que me hablan, que me dan fuerza y que justo hoy me decian, siéntate a escribir, lo lograste de nuevo.
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