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Foto del escritorSandrillaP

Interminables 31 días

Actualizado: 21 sept 2020

La duración de los días se me ha vuelto variable. Algunos son cortos, otros demasiado largos y unos más, que se deberían pasar por alto. Un mes en el que no quise escribir, reduje la intensidad de mis lecturas, vi un par de películas de mi agrado, pero permanecí en silencio la mayoría de los días. Intenté retomar aficiones pero procastinaba hasta el punto en que se pasó todo un mes, y dejé de hacer ciertas cosas; pospuse llamadas, evité escribir lo que rondaba en mi cabeza, pero lloré demasiado, tuve de nuevo dolores articulares y musculares y de cierta forma, sentí que cada día era igual. No hice nada por hacerlo único y diferente. Solo quería que terminaran.


Cada día, la pandemia toma más fuerza, y comienza a suceder lo que dijo mi médico internista en la última teleconsulta: "cada vez los muertos serán personas cercanas, vecinos, conocidos y familiares, tienes que estar preparada para ello".


Cuando los muertos están en la familia o en la de los amigos, se deja a un lado el humor crudo de los memes y de todas las imágenes que terminan circulando por las redes sociales. Y lo único que me pregunto todos estos días, es si lograré sobrevivir.


La mamá de una amiga murió hace poco por covid 19. Luchó contra el lupus por muchos años, pero este virus acabó con ella en menos de una semana. Una mujer que ya tenía bastante trabajo manteniendo bajo control el lupus, sencillamente un buen día va a la clínica y queda allí, entubada, con problemas pulmonares que le causaron un paro respiratorio; jamás volvió a su casa, quedo allá, sola.


De nada valió cuidarse de manera tan estricta para que el lupus no le hiciera daño. Ni siquiera supo cómo se contagió. El novenario se hizo por videollamada y no hemos podido abrazar a nuestra amiga ni acompañarla de la manera que debía ser. Ella cumple años mañana. Un cumpleaños sin emoción. Un cumpleaños más, pero sin su mamá.


Estos últimos días he tenido insomnio, dolores de cabeza, indigestión, fatiga... lupus quiere despertar o es sencillamente la misma situación desesperanzadora que se refleja en mi cuerpo. Mis perros son mi sostén. Ellos me mantienen ocupada, me acosan para que salgamos , para que durmamos temprano, para que despertemos a las 8:00. Sin embargo, no puedo ocultar el temor de contagiarme en uno de estos paseos.


¿Qué tan fuerte estoy hoy? ¿Qué pasaría con ellos si debo partir a un hospital? Han estado conmigo en los momentos en los en que pensé acabar con mi vida y por eso siento que sería muy duro abandonarlos de una forma tan repentina. Y si mi mamá leyera esto, diría con certeza: "pensando en perros como si no tuviera familia". No viene al caso discutir este tema.


Hoy, finalmente acabó julio, un mes que emocionalmente me llevó a extremos; un mes que a todos nos recordó que llevamos ya medio año protegiéndonos en casa y que el futuro es incierto. Un mes duro en muchos aspectos y que en nuestro espíritu soñador esperamos que por arte de magia, agosto no sea igual o más difícil.


Agosto, ¿con qué vas a sorprendernos?



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