Para más tarde...
Actualizado: 19 jul 2021
Cuando era adolescente visualizaba la vida como un camino larguísimo; no había razón para preocuparme. Planeé muchas veces una vida perfecta en mi cabeza y aunque algunos de esos planes los hice realidad, nada resultó ser tan fácil. Por lo general una mente sin experiencia crea los resultados pero jamás percibe los obstáculos.
Soñaba con viajar. Suena genial. Lugares nuevos, aviones, edificios, montañas... A los quince nadie piensa en los trámites de pasaporte, de visa, en el crédito o en el ahorro; menos, se llega a pensar en una enfermedad a largo plazo.
La inocencia de la niñez y los sueños mágicos de la adolescencia se suelen perder al crecer. Desaparecen bruscamente. La realidad nos da una cachetada y todos aquellos planes y vida perfecta se van enterrando.
Recuperarlos.
Algunos de mis amigos los dejaron en el rincón más oscuro de su mente. En nuestros encuentros varias amigas me han incluso confesado que no querían hijos o no deseaban casarse tan jóvenes y sus anhelos posteriores se frustraron. ¿Es posible recuperar algún trozo de ellos cuando la vida se desvió por un camino distinto, por no decir, equivocado?
En mi caso, algunos años en la época de mis 20 están vacíos. Cuando pienso en ellos, las escenas más frecuentes son salones de clase; o estaba en pregrado o era maestra. También se vienen imágenes de dinero mal invertido. Vivía al modo, "este mes me pagan, gasto y al próximo me vuelven a pagar." Por fortuna, no tuve deudas con bancos, pero nada de eso me acercaba a la vida que tanto soñaba en la adolescencia.
El sabotaje
Comencé a tener una relación tóxica conmigo misma. Fui la peor consejera y las conversaciones con esa vocecita interior que a todo le da respuesta sabia, eran así:
- ¿Y si aprendo italiano como siempre lo deseé?
- Para eso hay tiempo, por lo menos ya sabemos un poco de inglés.
- ¿Viajar a otro país?
- Ya nos negaron la visa una vez, así que volver a hacer esa vuelta es una pérdida de tiempo. Lo mejor, es conformarnos con lo más lejos que nos lleve el pasaporte.
- ¿Y qué tal esos conciertos de rock que tanto quería a los 15?
-Nah, algunos grupos de esos ya no existen y otros, solo van a lugares donde necesitamos visa. Tachemos ese sueño.
- ¿Y si publico un libro?
- Nadie nos conoce, no es fácil, tendríamos que hacerlo por nuestra cuenta. Además, ¿quién nos leería? Están más seguros en los cuadernos y en el computador.
- ¿Y dejar el despilarro? ¿No son suficientes relojes, ropa, pulsera?
- ¿Y quién nos asegura que el mundo no se acaba mañana? Para eso trabajamos, para comprar lo que queremos.
Por lo general uno mismo sabotea su vida justificando los errores que vive. Se engaña, se aconseja con las palabras justas para el caos y el miedo con que estamos viviendo.
El ultimatum
Un inesperado día, apareció el Sr. Lupus con toda su fuerza, energía, voracidad, dispuesto a quedarse conmigo y evitar que los pocos sueños que tenía, se realizaran. Lo irónico del asunto, es que mi peor consejera cambió su argumento:
- ¿Y si aprendo italiano como siempre lo deseé?
- ¡ Por supuesto! Ahora es posible hacerlo on line. No sé si Italia será nuestro destino algún día, pero debemos mantener la mente en constante aprendizaje para que este Sr. no la ataque.
- ¿Viajar a otro país?
- Pasaporte listo, ahora vamos por una nueva cita a la embajada. Si la niegan nuevamente, lo intentaremos más adelante. No podemos rendirnos por una mala experiencia del pasado.
- ¿Y qué tal esos conciertos de rock que tanto quería a los 15?
- Ahora que se volvió a juntar ese grupo de la adolescencia, hay que hacer realidad esa foto. Hay que conocerlos, llorar de emoción y brincar como una niña chiquita aunque duela cada hueso a la mañana siguiente. Hagamos un plan para juntar el dinero.
- ¿Y si publico un libro?
- Mediante una litografía se podría hacer el diseño, la impresión y es sencillo hacer en línea todo lo relacionado con derechos de autor. Será duro, nadie nos conoce, pero ese libro estará en la biblioteca de algunos amigos y conocidos. Es el primer paso, probablemente más adelante vengan más.
- ¿Y dejar el despilarro? ¿No son suficientes relojes, ropa, pulsera?
- ¡Suficiente! Nadie necesita veinte relojes ni tantas blusas. Regalaremos lo que no usamos, se acabó aquel despilfarro innecesario. El futuro es incierto, pero podemos invertir en libros o en algún negocio.
¿En serio tenía que verme pendiendo de un hilo para correr a hacer lo que dejé para más tarde? Con una enfermedad crónica que genera un cansancio indescriptible, sueño intermitente, cambios de humor, emociones altas y bajas, que impide disfrutar el sol de la misma forma, los sueños se cumplen pero con ciertos limitantes.
¿Hay algún sueño tonto, ridículo, sencillo o grande guardado en un cajón porque la vida se desvió por otro camino?
Vale la pena revisar.
El dicho de "nunca es tarde" es demasiado optimista. En algunos momentos sí puede ser muy tarde. Sin esperarlo, puede aparecer un limitante que replantea la vida y nos muestra que no es tan larga como se observaba desde el kilómetro 15. Que el camino puede acortarse, que puede haber una calle en contravía, un giro, un roundpoint o una vía ciega. Si tuviéramos más presentes estas variables las pequeñas locuras que le añaden magia a la existencia, se harían realidad y el resto de la vida, que termina siendo una rutina, no sería tan tediosa.
Tarea para hoy: revisar ese cajón de sueños y sacar los pedazos. Armarlos, pegarlos y creer en ellos.
Compromiso por hacer 🤝