Qué fácil recaer...
Actualizado: 20 dic 2018
Aunque han sido 9 años desde el diagnóstico de la enfermedad, este último ha sido el año en que más he aprendido sobre ella. Confieso que luego de 4 o 5 años de inactividad, pensé que jamás regresaría, pero no contaba con que el lupus es traicionero y está siempre alerta, pendiente de cualquier bajonazo emocional para reaparecer lentamente. Y es que, siempre van a estar a nuestro alrededor, aquellas personas, situaciones y problemas que nos agobian y molestan, así que, ¿cómo evitarlos? Sencillo: ignorándolos.
Lo primero que hice, fue identificar quienes y qué me molestaba. Tenía dos simples opciones, dejaba que siguieran afectándome o los eliminaba de mi vida. Confieso que no fue fácil. Había cierto masoquismo dentro de mi acostumbrado a la mortificación, pero debía decidir qué tan valioso era estar bien. ¿Era realmente importante? ¿Valía la pena el cambio, el desechar la basura y conservar lo bueno? Definitivamente, sí.
Pero, ¿cómo saber si en realidad todo eso que estorbaba había salido de mi vida? Aún más sencilla la respuesta: cuando dejé de sentir dolor físico. No es ningún secreto, así es el lupus.
Si duelen las articulaciones, las manos, las piernas, la espalda... cualquier parte del cuerpo que moleste de repente, solo significa preocupaciones, pensamientos negativos, ansiedad y cientos de palabras que describen lo que activa el lupus. El día que dejé de sentir dolor, supe que muchas cosas estaban sanando; que los rencores, las críticas, la rabia, ya no estaba en mi.
Mantenerse es difícil. Siempre habrá algo al rededor poniéndonos a prueba y es cuando se demuestra que no ha sido en vano lo aprendido; que por inactivar el lobo vale la pena el cambio y que por llevar una vida normal, es necesario ser fuerte en mente y espíritu. Así que, si lo tuyo no es el lupus sino una migraña, una simple gripa, vértigo, o cualquier malestar por tonto que parezca, solo pregúntate, ¿por qué duele? ¿qué me preocupa?¿qué molestia tengo en mis pensamientos? Te aseguro que esto aplica para todo, y no me lo inventé yo, se llama bioneuromeociones y hay cientos de libros y artículos que lo corroboran.
Cada vez que siento que hay algo que pone en juego mi salud, tengo presente una frase que he optado por mantener escrita en un lugar clave en mi apartamento para recordar que debo dejar atrás lo inservible y mantener lo que suma:
Si no cambias, todo se repite.
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