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Foto del escritorSandrillaP

¡Se puede!

Cada quien, a su manera, sabe qué debe suceder para determinarse a cumplir metas. Algunos tienen fe en un nuevo año, en un nuevo mes, en lo que digan los astros o esperan las 12 de la noche del fin de año para hacer la promesa, que muy rara vez se termina cumpliendo. Otros, prueban su persistencia, lo hacen por amor a otros, y pocos, por amor a sí mismos.


En mi caso, cuando una idea se posiciona en mi cabeza, y es lo suficientemente fuerte e importante para mi, la obsesión por el tema es más que insoportable. Desde que despierto pienso en ello, hablo sola al respecto, lo visualizo y de repente, poniendo todo de mi parte, se hace realidad.


Desde enero del año pasado tenía un enorme reto en el que, un gran porcentaje dependía de mi. Luego de subir 10 kilos en menos de 3 meses, mi médico internista reiteraba en cada cita la importancia de perderlos rápidamente, no solo por salud, sino porque temía que entre más tiempo durara con ellos, más me acomodara y terminara acostumbrándome a ellos.


Lo peor de subir de peso, es sentir que la ropa no queda. En el caso del aumento por corticoides, hay asuntos peores. Se le conoce como "cara de luna", por el aspecto que toma el rostro; la rapidez de este cambio depende de la cantidad de corticoides que se tome. En mi caso, eran demasiados, al punto que sentía que la piel de mi cara no tenía más espacio para estirar. Me dolía la piel, literalmente. De mis ojos grandes no quedaba nada. El cuello se engrosa al igual que la espalda, que se ancha al punto que ninguna blusa queda.


Todo ello sin mencionar que tomar estos medicamentos abre el apetito; quería devorar todo y siempre tenía hambre. Pero en algún momento, esta situación fue llegando a su final y la dosis se redujo al punto en que ya no podía culparlos de mi sobrepeso.


Si los corticoides no eran los culpables, ¿era yo? ¡Por supuesto!

Cuando se baja la dosis, de forma progresiva la cara se deshincha, el cuello comienza a volver a su normalidad y los demás síntomas, desaparecen. El sobrepeso ya no depende de lo que lo provocó, sino de mi. ¿Cómo bajarlos?


Tardé un año en entender que debía comenzar un plan de ejercicios y comer más saludable. El viaje en agosto a Nueva York no ayudó mucho; no solo porque las dos compañeras de viaje no son muy saludables al respecto sino porque la ciudad como tal, no ofrece las mejores opciones para alimentarse de forma sana, diariamente.


Al regresar de viaje, traía unos kilos más y mi médico internista dio la alerta: había que perder 8 kilos en menos de dos meses o la cuestión ya se pondría más seria de lo que parecía. Me pintó el panorama más trágico pero realista que encontró: prótesis de rodilla, problemas cardiovasculares, una vejez sin esperanza. Pero concluyó con la frase que me hizo reaccionar:


"Si usted no quiere, no hay nada que hacer. Nos vemos en tres meses y seguimos discutiendo el tema, porque sencillamente ya me demostró que no es capaz, que no le interesa, que está cómoda así y que nada de lo que yo diga le hará cambiar de parecer. "

Momento: ¿Me dijo en serio que yo no podía? ¿Me dijo incapaz? ¿Me dijo conformista? ¿Me dijo perdedora?


No sé si lo dijo o no, pero prendió en mi la alerta que necesitaba.


Dejé a regañadientas de comer harinas, olvidé que los panes y los deliciosos bizcochos con arequipe eran una opción para las tardes y comencé a moverme más, a caminar y a ver su rostro en cada tentación que tenía a paso. Lo veía en mi mente y solo pensaba que le iba a hacer tragar sus palabras. Se convirtió en mi obsesión. Veía literalmente y lo nombraba cada vez que sentía que la ropa me quedaba mas holgada y que ya no era tan terrible desayunar sin un pan. Obvio, adoro a mi médico, pero en ese momento era pensar en que yo iba a tener la razón, ¡yo puedo!


Dos meses depués, llegué a su consultorio. Me miró rápidamente de arriba a abajo, se sonrió y solo dijo, "veo que bajó de peso".


-"¿Qué pensaba doc, que yo no era capaz? Usted me retó y créame, no me gusta perder".

- De alguna manera tenía que lograrlo.


6 kilos, varias sonrisas, nuevos consejos para mi salud y una consulta libre de reclamos y quejas; esto solo sucede cuando un paciente entiende que ser saludable es cuestión de responsabilidad consigo mismo, que no es vanidad, es autocuidado y autoestima.


Nuevo reto para este año: 6 kilos menos para abril 2020.


Ya no me estresa el asunto, no me presiona ni me desanima. Me siento capaz, consciente y segura de que lo puedo lograr, porque en esta vida no queda otra opción que amarse, cuidarse y prolongar la vida gracias a un estilo saludable.


Ya veremos como va este nuevo reto, que en comparación de otros, es sencillo y fácil de cumplir. Porque como siempre digo, a mi no me gusta perder. ¡Sí se puede!



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