Tercera dosis

Aunque no me dejo influenciar por las opiniones ajenas, en esta oportunidad, caí en ellas; quizás en el fondo deseaba negar la existencia de la pandemia, imaginar que ya pasó, que estoy fuera de peligro, que no la necesitaba... cualquier cosa, menos aceptar que tenía un poco de miedo por la reacción que tanto escuché a mi alrededor.

"¿En serio, miedo?", me dijo en tono burlón uno de mis médicos, "¿Por todo lo que ha pasado con el lupus y le da miedo una vacuna que le hará más bien que mal?".

En realidad, cualquier cosa que dijera, era una simple excusa, así que dejé de prolongar ese año evitando la tercera dosis. }

Rumores.

Tenía dos dosis de Pfizer, y me encontré enredada en los comentarios de mis amigos y conocidos.

"Amiga, si se pone la tercera de pfizer, eso no funciona, porque debe ser de otro laboratorio".

"¡uy, si le ponen la Moderna, mínimo una semana en cama. En mi lugar de trabajo, diez se la pusieron, y casi mueren ocho de los terribles síntomas que tuvieron..."

"Cualquiera que sea, le va a dar bien duro. Mi mamá no sintió nada, dicen que porque es mayor de 70 años, pero a nosotras, a esta edad, por lo menos, sí duele todo el cuerpo. "

Miedo.

Comencé a imaginarme tendida en la cama, llorando, con dolores articulares, como si fuese un lupus versión recargada. Suena ridículo, pero así fue que mi mente me llevó a procastinar durante un año. Mientras escribo, siento que es ridículo; me he expuesto a tratamientos biológicos, una sesión de quimioterapia, transfusiones de plaquetas, biopsia de riñon, biopsia de cuero cabelludo, infiltraciones capilares, medicamentos que me han tirado a la cama por casi un mes; pero me producía pánico pensar en la tercera dosis.

Decisión tomada.

Este fin de semana, me propuse terminarlo vacunada, con o sin efectos posteriores. Salí el sábado a las diez de la mañana, y luego de una hora de espera, me explicaron que me pondrían Moderna. Que por comorbilidad, a los cuatro meses, estuviese atenta a la cuarta dosis. Veremos cómo estamos de miedo a final de año...

Efectos.

Para nada extraño experimentar estos síntomas: dolor de cabeza, dolor articular similar a una crisis de lupus en etapa inicial; cansancio, escalofrios y dolor en el brazo. Todos los efectos se agruparon al segundo día de la vacuna.

Hoy, al tercer día, ya me siento mejor. Me alegra haber salido de ese tremendo miedo infundado y espero tener la valentía que me caracteriza para la siguiente dosis. Que funcionen las vacunas, sí, espero que sí; espero no contagiarme, incluso espero que esta pandemia ya sea cuestión del pasado.

Debo tener presente que cada cuerpo es distinto y cada quien reacciona diferente al dolor; algunos se echan a morir por una gripa, otros, hemos tenido que ir a trabajar después de una crisis emocional fuerte, sonreir y pretender estar bien. Prometo no volver a tener miedo ni darle cabida a los rumores; debo recordar que todos pretenden ser médico y dar sus opiniones basados en creencias previas. Que la tercera, sea la vencida.